Caminante no hay camino Se hace camino al andar
Investigaba sobre muchas cosas: la polvora, la electricidad, los vehiculos, de todo. Pero lo que mas me llamaba la atencion era la llegada del hombre a la Luna.
Por supuesto que en los ultimos tiempos no se han dado a conocer al menos descubrimientos tan notorios e inolvidables como aquellos. Asi que me fui conformando lentamente con alguna que otra información obtenida en los noticieros y periódicos de la zona.
Un día al ojear el diario, leí que se había agregado un nuevo modelo de hombre al mundo: El Metrosexual.
Sé que casi todos deben saber hoy día que es un metrosexual pero para quien no lo sabe, les doy una definición mía y bien argentina: es un hombre sensible que tiene el suficiente dinero como para gastarlo en cremas, ropita, gel para cabello, sprays y slips ajustados.
Mucho mas claro verdad? Espero que sí.
La cuestión es que por estos hombres, las mujeres se vuelven locas y de una manera muy diferente a la locura en que llevabamos a nuestras madres con nuestras travesuras o al romper algo de chicos.
Eran otros tiempos. Aún no estaba con Sere pero recuerdo haber terminado de leer ese articulo y pensé:
" Claaaro... Es por eso que no me levanto una mina..."
Pero la idea de convertirme en un ser de slips ajustados aun no me agradaba. Asi que desistí de la idea de un cambio.
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Así fue que continué con mi vida normal hasta que hace poco leí otro articulo con una nueva definicion de hombre en el Clarin : Hombre Alfa.
Esta nueva definición era mucho mas adecuada a mi ya que era mucho mas varonil que la otra. Asi que me dije:
"Carlos, ya mismo vas en camino a ser un hombre alfa"
Me bañé, me peiné, me puse boxer (el slip era demasiado metrosexual) y fui a comprarme nueva ropa pues tenia que estar perfecto.
Salgo de casa, camino hasta la Avenida Córdoba y con la mirada bien en alto (para no perder de vista ninguna vidriera) llego a un negocio donde veo unos jeans bastante buenos.
Con la frente bien alta corrìa por la Avenida Córdoba en busca de mi existencialidad.
"Esos son mis jeans" - me dije con la seguridad de un hombre alfa hecho y derecho.
Entro, y me dirijo al dueño quien enseguida me da unos jeans mientras me dirije amablemente a la zona de probadores.
"Y si...(suspiro ganador) que lindo es ser un alfa" - pensaba mientras me miraba al espejo del probador y me sacaba un zapato con el otro por el talón.
Me consideraba un potro salvaje:
libre, decidido, veloz, fuerte.
En un principio cabizbajo y domesticado. Ahora airoso y rebelde. Libre!!
Estando dentro de ese probador me sentia como en mi establo. Como ese pingo argentino que esta a punto
de salir de su dock para correr una de sus mejores carreras. Estaba empezando a creerme todo esto...
parecía que todo encajaba.... muy real!!!
Tan real era que comencé a sentir el olor a la naturaleza: particularmente al del establo.
Parece ser que por haber ido con la frente alta mirando los negocios, había pisado (pateado mas precisamente) un soretito fresco justo con la punta de mi zapato y al entrar en el probador y tratar de quitarmelos con los pies, habia logrado embadurnar el talon de mi otro zapato despertando todo el poder nutricional de ese maldito perro asesino.
El olor iba en aumento y el dueño del local no se iba de la puerta. No quería hacerlo pero tuve que abrir. y huir rápido.
Conclusión
No habre caminado en la Luna ni habre dejado huellas allí pero en el local Chevignon de la Av. Córdoba al 3400 les aseguro que sí y no saben como.